La península de Samaná, que conoce sus atracciones y es consciente de su excepcional naturaleza, está desarrollando gradualmente un turismo ecológico respetuoso con el entorno y comparte la profunda aspiración de convertirse en un destino verde.

En cada rincón de la península, los proyectos ecológicos, grandes y pequeños, se multiplican e invitan a los viajeros independientes a experimentar un nuevo estilo de vacaciones.

Pequeñas casas de huéspedes, eco-albergues y bungalows se construyen en paisajes naturales, involucrando a artesanos y agricultores locales en sus construcciones y actividades. Varios productores y comerciantes ofrecen servicios más naturales y eco-responsables. Dominicanos y residentes extranjeros trabajan juntos con el propósito de mantener la península acogedora, natural y radiante.

Es cierto que sería una lástima que la península de Samaná descuidara lo que el cielo ha ofrecido milagrosamente al lugar: innumerables playas vírgenes, tierras cubiertas de cocoteros, el único sitio del Parque Nacional de Haitises, la cita anual exclusiva con miles de ballenas jorobadas y muchos otros tesoros… en un momento en que los habitantes del planeta parecen lamentar haber abusado de la naturaleza.

“Los últimos serán los primeros”, la región de Samaná, gracias a su desarrollo tardío, aún se conserva libre del turismo masivo y puede enorgullecerse de haber conservado su entorno idílico con una evolución en armonía con la naturaleza, y por qué no, algún día convertirse en el primer destino eco-responsable de la República Dominicana.

 

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Artículo de Bo Magazine.